En el corazón de la magnífica Pompeya, rodeados por la historia milenaria que aún resuena entre las antiguas ruinas, tuvimos la oportunidad de explorar este fascinante yacimiento arqueológico justo después de la sesión de exámenes del primer semestre, el sábado 10 de febrero de 2024. Acompañados por nuestro Rector Don Javier Canosa y otros formadores, realizamos una visita larga y de gran interés escuchando las detalladas explicaciones del profesor Javier Domingo, doctor y máster en Arqueología clásica, que actualmente es docente de la Universidad de la Santa Cruz.
Comenzamos nuestra jornada en Pompei con la Santa Misa, celebrada por nuestro Rector en el Santuario de la Santísima Virgen del Santo Rosario, uno de los mayores centros de devoción mariana de Italia, donde la gente acude a rezar, a pedir gracias, a cumplir un voto, a encomendarse a la Virgen.
Tras la Misa, comenzamos nuestra visita. Las piedras antiguas nos hablaban, transportándonos en el tiempo a través de las calles animadas por las pisadas de nuestros predecesores. El Foro se alzaba imponente ante nuestros ojos, mientras que en las termas resonaban aún los sonidos de la antigua vida cotidiana. Las casas de los habitantes, con sus frescos perfectamente conservados, nos hicieron sentir parte de aquel mundo perdido.
Durante la visita, que realizamos bajo una intensa lluvia, no pudimos evitar confrontarnos con la fragilidad de la existencia humana. Los silenciosos momentos de observación se convirtieron a veces en silenciosas oraciones, mientras que las conversaciones compartidas se enriquecieron con profundos y esclarecedores significados.
Al final del día pasado en Pompeya, imagino que todos sintieron crecer en su interior una profunda gratitud por la oportunidad de vivir esa experiencia única. La fusión de historia y fe dejó una huella indeleble en nuestras almas y nos llevó a reflexionar sobre la belleza del encuentro entre el pasado y el presente a través de los ojos de la espiritualidad. El viaje a Pompeya fue un verdadero regalo para nosotros.