Como todos los años, a finales de agosto, los alumnos de segundo y tercer año regresaron de las distintas parroquias o centros católicos en los que habían desarrollado su labor pastoral. Se inició el curso de septiembre: cuatro semanas dedicadas a una intensa formación en el ministerio, con un enfoque en los aspectos litúrgicos y pastorales, y con una fuerte orientación práctica.
Los estudiantes de segundo año asistieron a cursos sobre catequesis, el arte de la dirección espiritual, la historia, la liturgia y la espiritualidad de los ministerios. También estudiaron en profundidad algunos documentos magisteriales sobre el sacerdocio y realizaron un curso de formación sobre inteligencia emocional. Los alumnos de tercer año dedicaron un buen número de sesiones a un curso sobre el ars celebrandi centrado en la Eucaristía; también hubo un curso sobre oratoria y homilética, así como técnicas de administración parroquial y creación de equipos.
Todos juntos disfrutamos de visitas culturales muy interesantes, como la del Coliseo, el Palatino y el Foro con el profesor Javier Domingo; o la visita a San Juan de Letrán escuchando la maravillosa explicación de sor Agnese, religiosa de la Divina Revelación. Nos visitaron algunas personalidades excepcionales o conferenciantes invitados que nos hablaron durante una o dos sesiones sobre diversos temas de actualidad: el cardenal Ebere Peter Okpaleke, obispo de Ekwulobia (Nigeria), el arzobispo Georg Gänswein, arzobispo prefecto de la Casa Pontificia, el arzobispo Andrés Ferrada, secretario del Dicasterio para el Clero, mons. Mariano Fazio, vicario auxiliar del Opus Dei, Juan Narbona, profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de la Santa Cruz, Giovanna Razzano, profesora de la Universidad de la Sapienza, Mariolina Ceriotti Migliarese, neuropsiquiatra infantil y psicoterapeuta, don Rafael García de la Serrana, director de los Servicios Técnicos del Governatorato del Vaticano.
Las clases, las visitas culturales y los encuentros con personalidades que transmiten sus conocimientos y su experiencia para enriquecer nuestra formación tienen lugar en un momento más relajado que durante el curso académico, con tiempo también dedicado al deporte y a la socialización. Por ello, este mes de formación es de gran importancia para reforzar el ambiente positivo y estimulante de la vida comunitaria y nuestros lazos de fraternidad.