El curso de septiembre es intensivo y, sin duda, intenso. Se acumulan muchas horas de clase sobre temas interesantes, prácticos y actuales; pero al final el cansancio se hace notar. Por eso, solemos agraceder mucho que la conclusión del curso consista en una excursión, que también facilita la convivencia y la fraternidad entre los seminaristas antes de que comience el año académico. Este año, la excursión ha sido especial: primero, porque ha durado dos días en vez de uno; y segundo, porque hemos visitado un lugar de peregrinación que era muy deseado para muchos: el santuario de Santa Maria delle Grazie, donde reposan los sagrados restos de San Pío de Pietrelcina, popularmente llamado Padre Pío.
Durante este viaje breve pero intensísimo, visitamos en primer lugar la catedral de Térmoli, donde se pueden venerar las reliquias de san Timoteo, el fiel colaborador del apóstol san Pablo. Desde allí fuimos a Foggia, donde nos recibieron en el Seminario Menor. Agradecemos mucho su calurosa acogida y hospitalidad al rector, don Francesco, y a toda la comunidad de seminaristas, con los que compartimos un velada de amistad, canciones y testimonios. Finalmente, pudimos rezar ante San Pío y celebrar en el santuario la santa Misa. Incluso nos dio tiempo a acercarnos a otro lugar renombrado en esa zona: el santuario de San Michele en el Monte Sant’Angelo.